Todos conocemos los chiles en nogada; todos hemos visto los chiles en nogada; todos hemos olido los chiles en nogada; todos hemos probado los chiles en nogada. Pero ¿alguien sabe de dónde vienen los chiles en nogada? ¿Alguien? ¡¿Alguien?!
Pues ¿qué creen? Que yo tengo un poco de información referente al origen de este maravilloso y mexicano platillo que vemos en los aparadores de los restaurantes a partir de agosto; así es, ya nos resulta familiar el hecho de que, empezando el octavo mes del año, las tiendas y restaurantes pegan en sus ventanas o en cualquier lugar visible la propaganda que promueve sus chiles en nogada, los únicos y deliciosos chiles en nogada que sólo tal o cual lugar sabe hacer. Como bien mencionó mi comadre la Señora Blablablá en esta entrada, ya comenzó la temporada de disfrutar de este manjar de dioses, y lo sabemos todos; desde las cadenas más comerciales hasta las fonditas más escondidas y caseras se encargan de sacarle el máximo provecho a uno de los platillos más icónicos de México, y todos tratan de demostrar que los suyos son los mejores. Bueno, pues, así como existe este conflicto, también existe otro con el origen de la receta.
Lo único que tenemos claro es que son de Puebla, igual que el mole y el equipo de La Franja; algunas personas dicen que los hicieron monjas agustinas del convento de Santa Mónica, del ya mencionado estado, para celebrar el cumpleaños (y la victoria) de Agustín de Iturbide en el año de 1821 -año de la Independencia-. Según esta versión, las monjas se basaron en los colores del Ejército Trigarante (colores que se retomarían para hacer la bandera nacional) y terminaron creando un platillo verde, blanco y rojo con la elección del chile, la crema y la granada.
Tenemos otra versión por parte de Artemio del Valle Arizpe, célebre escritor mexicano, quien nos dice que tres soldados del Ejército Trigarante tenían novias poblanas, quienes, para celebrar su victoria y la Independencia del país, crearon este platillo eligiendo cada una un ingrediente del color del uniforme de sus amados y rezándole a San Pascual Bailón y a la Virgen del Rosario para que les echaran la mano con la receta. Todo muy divino y festivo.
Sin embargo, se encontraron ciertos documentos históricos que indican que las versiones anteriores son falsas; se trata de un recetario de la familia de los Traslosheros con fecha anterior a 1821, en el que se dice que la primera en hacer el platillo fue la señora Azcárate Pérez de Traslosheros, quien, a su vez, lo aprendió de la familia Azcárate o de la familia Pérez. En realidad, se dice que la receta se compartía como tradición oral en la zona de la Angelópolis, así que puede que sea mucho más añeja de lo que podemos imaginar.
Y, así como hay conflictos con el origen de la receta, también los hay con los ingredientes para hacer los chiles; esto se debe a la naturaleza oral del origen del platillo (como no hay receta escrita, no hay una base para hacerla) y a la región en la que se haga, ya que no todos los lugares tienen los mismos ingredientes; sin embargo, los que siempre están presentes son los chiles poblanos, la granada, la nuez y, por supuesto, la nogada. Dado que los ingredientes son algo caros y su elaboración es tan laboriosa, su precio puede llegar a ser elevado, pero probar un platillo así vale cada centavo.
Ahora que ya conocen todos estos datos sobre los chiles en nogada, estoy seguro de que apreciarán más cada bocado que les den en esta temporada.